Las bostonianas - Henry James

Publicado el 6 de julio de 2024, 12:01

TITULO: Las bostonianas

AUTOR: Henry James

EDITORIAL: Desván de Libros

AÑO DE PUBLICACIÓN: 1886

Nº DE PAGINAS: 519

 

SINOPSIS

Las bostonianas es uno de los títulos capitales de Henry James. En torno a un asunto característico de la época -los movimientos sufragistas en la sociedad de Boston del último cuarto del siglo XIX-, James dibuja con extraordinaria precisión y sutileza de matices el juego de relaciones entre dos singulares psicologías femeninas. Al indudable valor literario del texto se le añade su trascendencia histórica, pues se trata de uno de los primeros retratos del feminismo político y quizá del primer estudio minucioso de una relación amorosa entre dos mujeres.

 

OPINION

He cerrado el libro y francamente, no soy capaz de decir si me ha gustado o no. ¿Y cómo es eso posible? Pues intentaré explicarlo.

Estamos ante un libro en el que la voz del narrador está omnipresente, se trata de una narración densa, profusa en descripciones, detalles, observaciones de todo tipo, típica en muchos autores de aquella época, que junto a la lentitud con que se desarrolla la acción provoca que bastantes de sus capítulos supongan una lectura densa, por momentos casi soporífera para el lector.

La historia aparentemente debía tratar sobre el movimiento feminista en el Boston del siglo XIX, mientras de fondo se nos retrata la sociedad norteamericana de dicho siglo. Y aunque efectivamente ese tema está presente casi en cada página del libro, la impresión final que me queda es que la representación del movimiento feminista de la época no es el fin, sino tan sólo un medio para transportarnos al verdadero fondo de la novela. ¿Y cuál es este? Pues en mi opinión, la lucha de dos personas por dominar y someter a su voluntad a una tercera. Las dos primeras, Olive Chancellor y Basil Ransom, representan la contraposición total de ideas, un feminismo acérrimo por parte de ella, y un machismo adquirido desde la cuna por parte de él. Y en medio, Verena Tarrant, el manipulable objeto de deseo por parte de ambos. Un deseo que llega a ser casi enfermizo, desde luego lo es en el caso de la señorita Chancellor, pero creo que también podría afirmarse lo mismo de Basil Ransom. Y ningún intento de dominación de otra persona es válido, ni en nombre de unas ideas, ni en nombre del amor, ni en nombre de nada.

Es por ello que francamente no he llegado a empatizar con ninguno de los personajes. Todos ellos, incluida Verena Tarrant, que podría parecer la víctima indefensa, tierna, sensible, y que tal vez por todo ello podría despertar la afinidad del lector, me han producido más rechazo que simpatía. Son un conjunto de personajes caprichosos, volubles, capciosos…

No es hasta el capítulo 34, ya en el libro segundo de la novela, donde por fin el autor nos permite asistir a una confrontación de ideas entre los protagonistas, y aquí por fin se despierta algo de interés y el ritmo de la novela cobra algo de acción.

No obstante tal ilusión no dura mucho, rápidamente Henry James vuelve a sumergirnos en ese ritmo lento donde la narración densa y por momentos aburrida se impone por completo.

Al menos, eso sí, conforme nos vamos acercando al final, este cobra un inusitado interés por saber cual va a ser su desenlace y cual de las dos fuerzas antagónicas, Chancellor o Ransom, va a salir victorioso, pues en cada página parece que dicho desenlace final va a ser completamente distinto.

Dicho todo esto, podría parecer que la obra no me ha gustado en absoluto, y sin embargo no es así. Tengo que reconocer que el estilo y la prosa de James tienen algo que hace que el lector conecte con su lectura, pese a ese exceso de narración “superflua” y ese ritmo anodino. Asimismo la ambientación y ese interés por descubrir como va a acabar todo, logran que el interés del lector se mantenga hasta el final, eso sí, si se es capaz de avanzar a través de muchos de los capítulos del libro primero sin abandonar la lectura.

No, no puedo decir que Las bostonianas me haya entusiasmado, también es cierto que tal vez yo esperaba que la historia discurriera por otros derroteros, pero tampoco puedo decir que su lectura me haya echado para atrás como para no seguir leyendo otras obras de este autor.

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