Lo que callan los muertos - Ana Lena Rivera

Publicado el 4 de abril de 2019, 13:32

TITULO: Lo que callan los muertos
AUTOR: Ana Lena Rivera
EDITORIAL: Maeva
AÑO EDICION: 2019
Nº PAGINAS: 312

SINOPSIS
Gracia San Sebastián investiga el caso de Don Marcelo Pravia, un anciano de ciento doce años de edad, ex militar franquista, que cobra una sustanciosa pensión de jubilación. Don Marcelo no ha sido atendido por ningún médico en las últimas tres décadas y desde hace unos años se ha pasado a la banca por internet. Todo apunta a que alguien lleva treinta años percibiendo de manera indebida su pensión y sabe ocultarse bien.

Durante la investigación, una vecina de su madre, conocida en la comunidad como La Impugnada, se lanza al patio desde la ventana de su cocina de un sexto piso con una nota prendida en la falda dirigida al portero.

Gracia, que busca refugio en su ciudad natal a orillas del cantábrico, huyendo de su antigua vida de ejecutiva financiera en Nueva York tras la muerte de Martin, su hijo de tres años, se verá envuelta en una intrigante historia familiar llena de secretos inconfesables. 

 

OPINION

Cuando se lee una ópera prima, se suele hacer con el interés añadido de descubrir a un nuevo autor, y ese ha sido el caso en esta ocasión.

Ana Lena Rivera nos presenta una novela escrita en primera persona. En mi opinión, la elección de esta voz narrativa permite un estilo mucho más intimista, de reflexiones personales y un tono mucho más coloquial. Y así comienza Lo que callan los muertos, con una prosa ágil, desenfadada y entretenida.

La obra comienza con una muerte, y eso nos hace temer que podamos estar ante otra de esa multitud de novelas que han aparecido en los últimos años sobre investigaciones criminales con escenarios situados en el norte de España. Los tenemos en Galicia, en Cantabria, en Euskadi, incluso en Navarra… ¿y ahora en Asturias? Sin embargo ya de entrada nos encontramos con un hecho diferencial, la protagonista no es policía ni guardia civil, sino investigadora de fraudes a la seguridad social. La autora intenta dotar de complejidad la investigación que está llevando a cabo su protagonista, pero llega un momento en que hay tanto abuelo, abuela, hijo legítimo, hijo ilegítimo, tías, sobrinos, hermanos, varias generaciones con el mismo nombre… que francamente cuesta trabajo seguir el hilo sin perderse en el árbol genealógico de esa familia.

Oviedo es una ciudad con mucho sabor literario, y Ana Lena Rivera lo ha sabido aprovechar perfectamente, no en vano es natural de la capital asturiana, para introducirnos en sus callejuelas y recovecos con sabor a ayer, en sus tabernas y bares, y encontrar entre sus rincones una ambientación ideal para la novela, le da sabor, como sabor le da ese repertorio de tapas y platos que nos va regalando a lo largo de toda la novela.

En este tipo de literatura que se ha puesto tan de moda, cuesta trabajo encontrar un protagonista que no arrastre un trauma personal. Está claro que en esta aventura que es la vida nadie sale ileso, y llega un momento con el paso de los años en que todos arrastramos algún fantasma a nuestras espaldas, pero empiezo a echar en falta abrir un libro y no encontrarme con un protagonista amargado o traumatizado por algo. Es cierto que un protagonista con un pasado en el que haya pasado por alguna amarga experiencia dota de profundidad al personaje, pero empieza a ser un recurso demasiado manido, y el encontrarte dicho recurso novela tras novela acaba por matar la originalidad.

Y así nos vamos deslizando hasta el final, un final bien resuelto, lo cual es importante en este tipo de historias y que no siempre se consigue. En definitiva, se trata de una buena lectura, como dije antes ágil y entretenida, con un personaje y una historia bien construidos. Eso sí, echo en falta un poco más de riqueza y profundidad literarias, aunque eso parece ser un mal endémico de la literatura de hoy en día.

Buen debut de esta autora, a la que habrá que seguir en sus próximas obras.

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