Los 80 y Rosa Montero

Publicado el 31 de marzo de 2024, 10:04

En una entrevista a Rosa Montero en El Independiente el pasado 13 de Marzo, la escritora señala “el que dice que echa de menos los 80, lo que echa de menos es su juventud”. Argumenta que aquella era una sociedad mucho más precaria.

Tras reflexionar sobre ello creo que es una afirmación bastante superflua. Sí, puede que fuera una sociedad mucho más precaria en muchos aspectos, pero también era una sociedad mucho más libre, más culta, más consciente de la realidad que se estaba viviendo y consecuente con ello. No siempre una sociedad más avanzada es una sociedad mejor. Y claro que se echa de menos la juventud, cualquiera que haya tenido una juventud medianamente feliz la echará de menos siempre, no en vano se dice aquello de “juventud, divino tesoro”. Pero quedarnos sólo en eso me parece un argumento muy pobre. De los 80 hay muchas más cosas que se pueden echar de menos, y me limitaré a enumerar sólo algunas de ellas.

Echo de menos el aire de libertad, casi improvisada, que se respiraba, y que no tiene nada que ver con lo que vivimos hoy en día. No digo que haya menos libertad (aunque tampoco me atrevería a negarlo con rotundidad) pero aquella era una libertad recién conquistada, casi por estrenar, un aire fresco que nos acompañaba cada vez que poníamos el pie en la calle y que nos hacía sentirnos vivos. Habíamos luchado por ella y no estábamos dispuestos a perderla bajo ningún concepto. Las generaciones de hoy en día se han encontrado una libertad regalada y en muchos casos no saben que hacer con ella, hasta el punto de confundirla con el libertinaje. Cualquier derecho conquistado se aprecia mucho más que un derecho regalado.

Echo de menos un estado menos intervencionista y más próximo al ciudadano de a pie. Porque la legislación de este país en los últimos cuarenta años ha consistido en prohibir y recortar derechos, prohibir y recortar, prohibir y recortar. Ya, ya sé que muchos no estarán de acuerdo y me hablarán de los avances en materia de igualdad de la mujer, de los colectivos LGTBI etc etc… Pero háblenme también de derechos laborales, de la seguridad social, de la cobertura de desempleo o de las veinte mil leyes educativas que han sumido a la juventud actual en el caos cultural.

Echo de menos políticos de verdad, con capacidad intelectual y cultural como aquellos que sacaron adelante la transición (Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga Iribarne, Santiago Carrillo) y no los peleles que nos acompañan y gobiernan hoy en día. Y en este punto la comparación resulta bochornosa. El último político digno de este país, al menos en mi opinión claro está, fue Julio Anguita.

Echo de menos la música, y es que creo que aquella fue la época más prolífica, más creativa y más productiva de la música en nuestro país, con una amalgama de grupos de todos los estilos que no se ha vuelto a repetir (cuanto daño ha hecho operación triunfo y programas similares).

Y podría seguir enumerando un montón de cosas más, para en definitiva señalar que aquella fue una de las épocas más importantes de la historia reciente de España. Claro que se echa de menos la juventud, ¿Quién no la echaría de menos? Pero los 80 fueron mucho más que eso.

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