"Con el tiempo, Bécquer había comprendido que en la vida siempre llegaba un instante de perdición absoluta. Un abismo insondable en el que ya todo era repetido, y en el que las historias solo cambiaban de nombre. Era como deambular en un bosque al que siempre se llegaba al anochecer, cansado y sin ganas de caminar.
Pero a veces, en ese instante de clarividencia absoluta, de comprender que nada podía perdurar y de que todas las historias eran siempre la misma, aparecía un agujero en el bosque. Y a través de aquel punto de luz se podía escapar del decorado roto que componía la espesura adormecida."
El bosque de los cuatro vientos - María Oruña (2)
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