Con su habitual maestría Wilkie Collins vuelve a mantener en vilo la atención del lector de principio a fin en esta novela donde nada es lo que parece. La narración arranca presentándonos a la encantadora Emily, una muchacha huérfana cuyo padre murió cuatro años atrás de forma repentina mientras ella se hallaba lejos de su hogar. Emily acaba de terminar su formación en la escuela de la señora Ladd y está a punto de entrar a trabajar como secretaria para un anciano estudioso que investiga antiguos jeroglíficos. A partir de ahí se desencadenan los acontecimientos, en un vértigo que recuerda las mejores páginas de La dama de blanco y La piedra lunar. Emily comienza a percatarse de que todo el mundo parece ocultarle algo: su tía agonizante, la misteriosa profesora que la visita justo la última noche que pasará en el colegio y que luego desaparece repentinamente, la fiel criada de su tía, cuyo comportamiento resulta de lo más extraño… La existencia de un secreto planea sobre Emily, quien se verá poco a poco envuelta en un torbellino de misterios cada vez más inquietantes hasta llegar a una revelación fatal. Mirabel, secretamente enamorado de Emily, se mostrará dispuesto a hacer lo que sea con tal de ayudarla. Pero él también encierra un secreto, el más inquietante de todos.
Año de publicación: 1884
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